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Breve Ponencia sobre el General José Francisco de San Martin

 

Lic. Sergio D´Onofrio

 

Al momento de referirnos a la persona del  Libertador Gral. José Francisco de San Martin es preciso aclarar que no estamos hablando de un simple vecino. La figura del Libertador está más vigente que nunca y en nuestros días es imperante reavivar los valores Sanmartinianos para que la Patria vuelva a recuperar el vigor con la que supo forjarla nuestro General.

El General José Francisco de San Martin, el prócer máximo de la Patria, el padre, el soldado, el líder fuerte y prudente que supo vencerse a sí mismo y a pesar de su frágil salud, forjó un ejército desde sus cimientos y los condujo a la gloria de la libertad de medio continente.

Quiero detenerme en este punto en postular “varón de dolores que supo vencerse a sí mismo” ¿Entendemos correctamente esta frase? Gracias a las memorias del General Espejo sabemos que San Martín fue un hombre que padeció el flagelo de enfermedades tales como: asma, úlceras estomacales que le ocasionaron vómitos de sangre, los riñones totalmente molidos por tanto cabalgar, fiebres altísimas, seguido por insomnio recurrente.

El 16 de julio de 1817 Dr. Juan Isidoro Zapata, quien era el cirujano mayor del ejército le escribe a Tomás Guido:

 

“La Patria, el honor y la gratitud me obligan a dar a V.S. la pesadumbre que yo siento. Preveo muy próximo el término de la vida apreciable de nuestro General si no se le distrae de las atenciones que diariamente le agitan; a lo menos por el tiempo necesario de reparar su salud atacada ya en el sistema nervioso. El cerebro viciado con las continuas imaginaciones y trabajos, comunica la irritabilidad al pulmón, al estómago, y a la tecla vertebral de donde resulta la emathoe, o sangre por la boca […] el mismo origen tienen sus dispexias y vómitos, sus desvelos e insomnios […] empeñe Ud. Toda su amistad para que este hombre todo del público se acuerde alguna vez de sí mismo, y que dejando de existir no servirá a esa Patria para quien debía vivir por quien se hace inaccesible al consejo. Yo me enternezco”.[1] 

 

Todos estos males aquejaban al General San Martin, pero esto no lo detuvo para lograr una de las hazañas más grandes de la historia militar y universal. ¿Cuál era su secreto? ¿Un elixir? Nada de eso!!!!

Su fuerza, su virtud se fundaba en el fervor su fe, de su catolicidad, la cual supo transmitir a sus soldados, formando guerreros valerosos y piadosos. Será el creador de la Bandera Nacional, el General Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, su maestro en virtudes quien en una carta fechada en el año 1814 le dirá claramente:

“No olvide los escapularios para la tropa…acuérdese que usted es un General cristiano, apostólico, Romano….la guerra no sólo debe hacerse con las armas sino con la opinión, afianzándose ésta en las virtudes morales y cristianas; acuérdese siempre que es Ud. Un General cristiano y cuide que ni en las conversaciones más triviales se falte el respeto a nuestra religión.”[2]  Y en la misma carta Belgrano le aconseja “no deje de implorar a nuestra señora de las Mercedes y nómbrela generala”[3]    

Acciones que sin lugar a dudas San Martin llevó adelante durante toda la campaña de independencia y su vida personal, tanto así que en su poder tenía un rosario confeccionado de carozos de aceitunas proveniente del monte de los olivos de la ciudad de Jerusalén. Y en el año 1817 nombra a nuestra Señora del Carmen como patrona y Generala del Ejercito de los Andes, tanto el bastón como la imagen original pueden encontrarse en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen de Cuyo en la ciudad de Mendoza Capital.

 Existe además otros factores de la personalidad del General San Martín que hicieron que su persona quedara marcada a fuego en el corazón de sus soldados, estamos hablando de las virtudes propias de un líder, aquel que sabe ser ejemplo y dirigir con firmeza y templanza, con el ejemplo personal y humildad, valentía y concordia.

Un líder no puede lograr los proyectos solo, necesita de su equipo para lograr alcanzar las metas, no limitándose solamente a impartir órdenes, sino acompañado e impartiendo el ejemplo.

Innumerables son los ejemplos de liderazgo y conducción donde San Martin pudo demostrar su cariño paternal hacia sus soldados.

Cabe destacar el hecho de que una vez llegado de improviso al cuartel del  Plumerillo a las 6 (seis) de la mañana fue recibido por redoblantes y tambores, a lo cual el General hizo caso omiso dirigiéndose directamente al hospital de campaña para corroborar el estado de sus soldados.

 “¿Hijo le entregaron la correspondencia? ¿Le cambiaron las vendas a sus heridas?”

Observamos aquí un San Martin comprometido fuertemente con la integridad y salud de sus soldados, a quienes formó esmeradamente no solo en el arte de la guerra, sino también moralmente. Existe otro ejemplo como es el del soldado que había perdido la paga de la tropa y sabiendo que esto era causa de muerte el mismo se acercó a hablar con el Gral. San Martín y este le dio el dinero necesario para reponerlo.

Si un líder no llega al corazón de su tropa no sirve de nada, los mismos los seguirían solo por miedo o por su rango, totalmente diferente es cuando el jefe se compromete a guiar con el ejemplo y la anegación, perdonando traiciones e injurias como es el caso que relata Jerónimo Espejo después de la derrota sufrida en Cancha Rallada donde:

“El Gral. O´Brien en con otros soldados capturaron a dos traidores que enviaban información al enemigo sobre la situación del ejercito libertador, acompañado siempre de injurias e insultos sobre el General San Martín. En ese momento contra toda lógica San Martin comienza a quemar con lágrimas en los ojos”[4]    

El Gral. O´Brien intentó detenerlo diciendo “Espere general no queme esas cartas, es la prueba que necesitamos para fusilar a estos traidores” a lo cual el General San Martin responde “O´Brien traiga papel y lápiz… escuche hijo, es muy grande la causa de la libertad en la cual estamos empeñados para ocuparnos ahora de estos miserables, les enviaremos información falsa al enemigo”[5]  lógicamente se le suma que perdona a estos traidores.

El héroe era grande de verdad, la traición es una de las peores heridas que puede debilitar el corazón de un ser humano, sin embargo la mirada puesta en lo alto hace que el héroe se levante, perdone y utilice la situación actual para revertirla.

 

El exilio

 

Durante su estancia en Mendoza, la persecución política orquestada por Rivadavia lo obliga a decidirse por el exilio. El mismo General, en una carta escrita desde Bruselas al general Bernardo de O´Higgins, con quien había compartido la gesta de liberar a Chile le dice:

 

 “Confinado en mi hacienda en Mendoza, y sin más relaciones que con algunos vecinos que venían a visitarme, nada de esto bastó para tranquilizar a la desconfiada administración de Buenos Aires: ella me cercó de espías, mi correspondencia era abierta con grosería, los papeles ministeriales hablaban de un plan para formar un gobierno militar bajo la dirección de un soldado afortunado, etc. etc. etc. En fin, yo vi claramente que era imposible vivir tranquilo en mi Patria hasta que la exaltación de las pasiones no se calmase, y esta incertidumbre fue la que me decidió pasar a Europa”.[6]

            

Estas fueron las razones por las cuales San Martín elige cruzar por el paso del                        Portillo pues necesitaba pasar inadvertido y este le era propicio ya que el de Uspallata, si bien es el más corto y utilizado en gran parte de sus cruces, podía ser que los espías esperaran su regreso por este.

 

Aquí nos despedimos del General, al cabo de un tiempo nuestro héroe se marchará a Europa, porque la patria de aquel entonces no lo reconoció, sino que lo persiguió. Ante la figura del Gran General resalta una grandeza y un amor tan puro a la patria que nadie que se digne de ser argentino y más aún NADIE QUE SE DIGNE A LLAMARSE SUD AMERICANO puede ignorar.

 

El exilio de San Martín no fue nada pasivo, al contrario, el Libertador intervino constantemente mediante acciones diplomáticas en favor de la Confederación durante la batalla de Vuelta de Obligado, donde otro gran Patriota Don Juan Manuel de Rosas defendió la soberanía nacional frente a las entonces dos potencias mundiales como lo eran Inglaterra y Francia. San Martin no solo quiso dar su apoyo militar a Rosas, sino que también le legó su sable por la maestría con la cual defendió a la Patria.

 

La muerte de San Martín

El deceso de nuestro gran capitán sucedió en su casa de Boulogne Sur Mer, Francia el 17 de agosto de 1850, el General victorioso, el hombre magnánimo que dio la Libertad a Argentina, Chile y Perú, muere a las (3) tres de la tarde en su habitación en compañía de su Yerno Mariano Balcarce, su Hija Mercedes de San Martin, sus dos nietas y su médico.

Un detalle particular, que consta en el diario de su médico, es que al momento del deceso del General, se detuvieron todos los relojes de la casa, incluyendo el del mismo doctor. Sin lugar a dudas este es un suceso poco común, que no pocos escépticos ven con desdén o como un mito o detalle de poca importancia. Pero hay una cosa clara, San Martin no era una persona común y corriente.

Hoy más que nunca, se necesita reavivar la figura del argentino más grande de todos los tiempos, recordar su historia nos permite reconocer todo el sacrificio realizado en pos de la grandeza de la Patria.

Reivindicar los valores sanmartinianos es el deber sublime de todo argentino. Existen muchos traidores a la patria en nuestros días que olvidaron que son libres gracias a aquellos que pelearon con honor y valentía, cosa que ellos nunca harían desde sus sillones o las aulas.

Cuando contemplemos nuestra bandera, nuestras montañas, nuestra libertad, evoquemos con voz fuerte y clara, el sublime grito de nuestro libertador:

“Seamos Libres, que lo demás no importa nada…. Viva la Patria”


Bibliografía

ARROLLO E. (1993) El Secreto de San Martin. Mendoza. Argentina

Diario del General Gerónimo Espejo

IBARGUREN C. (1950) San Martín Intimo. Ediciones Peuser. Bs As. Argentina

DIAZ ARAUJO E. (2001) Don José y los chatarreros. Ed Dike. Mendoza Argentina


[1] Op. Cit., p.57

[2]Estela Arroyo de Saenz- El Secreto de San Martin,pag.7

[3]Estela Arroyo de Saenz- El Secreto de San Martin, pag.4

[4]Diario del General Gerónimo Espejo.  

[5]Diario del General Gerónimo Espejo.   

[6] http://www elfederal.com. [20 de octubre de 2018]

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