Ir al contenido principal

La Ilustración y la Filosofía de la Historia

 


  Por:  Lic. Sergio D´Onofrio


            La llamada ilustración responde a un movimiento filosófico propio del s.XVIII, donde se experimentó un cambio radical en las concepciones de pensamiento, dando origen al hombre moderno.

            Dada la complejidad del movimiento filosófico que precedió a la llamada Revolución Francesa, muchos autores dan diversas concepciones o definiciones de la misma. El prof de la cátedra de filosofía de la Universidad de Barcelona, Prof.  Goncal Mayo en su libro titulado “La Ilustración” reúne una serie de definiciones postuladas por diferentes pensadores, tanto de la época que nos compete en este escrito, como algunos escritores posmodernos:

            “Hegel vincula la Ilustración al proceso moderno que prioriza la reflexión racional del sujeto pensante humano, pero critica su abstracción, la unilateralidad y la frialdad analítica, dicotomizadora y que "solidifica las diferencias". Es lo que impide -piensa Hegel- toda reconciliación o síntesis dialéctica y que tiene como consecuencia inevitable la violencia de la Revolución francesa. Por su parte, Ernst Cassirer, en la Filosofía de la Ilustración, destaca la reformulación de la naturaleza misma de la filosofía. Recuperando la actitud filosófica más auténtica, la Ilustración evita caer ante "el espíritu de sistema" que quiere "encarcelar" todos y cada uno de los saberes, pero sin ser asistematica. Da gran importancia al análisis y la clasificación rigurosas, pero evita partir de principios metafísicos indemostrables. Así, prioriza las preocupaciones más vitales, dentro de una unidad de método, una mentalidad o una forma de pensar que hay que llamar "ilustrada". Paul Hazard, en La crisis de la conciencia europea y El pensamiento europeo del siglo XVIII, define la Ilustración como la época en la que explota el gran conflicto larvado durante mucho tiempo en contra del dominio total del cristianismo. Así, abre un conflictivo proceso de ruptura descristianizadora, secularizadora y desacralizadora presidida por la emancipación de la razón humana.”[1]

             Como podemos observar en las diferentes concepciones de ilustración expuestos por los autores anteriores, podemos advertir que cada uno de ellos hace hincapié en una porción determinada de la Ilustración, pues la misma no se centró solo en la filosofía, sino por el contrario afectó todos los órdenes de la vida en la edad moderna, preparando el camino para lo que será una de las revoluciones más sangrientas de la historia, estamos hablando por supuesto de la revolución francesa, que sacudirá los cimientos de la sociedad, dando pie a lo que vemos en la actualidad. Pese a todas estas definiciones otorgadas por los autores previamente nombrados, creo que quien mejor ha sabido definir a la ilustración es el padre Alfredo Saenz:  

“El período cultural anterior a la Revolución, llamado de la ilustración. no fue. afirma Gramsci, como lo presentan críticos baratos, un revoloteo de charlatanes, que se reunían en salones aristocráticos para discutir de todo y de todos; no fue un simple fenómeno de intelectualismo pedante y árido, en torno a una nueva Biblia, la Enciclopedia de d'Alembert y Diderot. "Fue una revolución magnífica merced a la cual se formó por toda Europa como una conciencia unitaria, una ineternacional espiritual burguesa, y que fue la mejor preparación de la rebelión sangrienta ocurrida luego en Francia".[2]

            El punto central de la llamada Iluminación es justamente el ataque sistemático de la diosa razón en pos de socavar la fuerza e influencia de la fe católica en la sociedad, sosteniendo erróneamente por medio de la dialéctica la pugna entre la fe y la razón. Para ello se desenvolvió entre los distintos ámbitos (sociales, culturales, políticos, económicos, religiosos y política).  

            Como mencionamos anteriormente, los distintos ámbitos fueron los escenarios donde se desarrollaron los distintos frentes de combate, en el ámbito religioso detectamos dos bandos bien definidos, la razón contra la fe, los iluminados sostuvieron un ataque sistemático contra las verdades eternas, alegando que estas son meramente supersticiones e inexistentes, debido a que no pueden ser conocidas mediante el uso de la razón. Intentado separar de esta manera las dos partes esenciales del Hombre, o al menos sembrar el desprecio por las cosas eternas, pero olvidan algo fundamental, que la razón proviene de la inteligencia la cual es una potencia del alma y hace a nuestra naturaleza racional.

    San Juan Pablo II nos brinda un faro de luz para dilucidar la verdad con respecto a esta dicotómica situación:   

            La fe y la razón (Fides et ratio) son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerle a Él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo”[3]

            San Juan Pablo II, además de ser único, es perfectamente claro, el Hombre desea por naturaleza saber, conocer, pero debe entender que existen cuestiones que escapan a nuestra inteligencia, y es en ese preciso momento cuando entra en escena la fe, la razón debe callar ante el misterio de la fe, dado que sería igual a intentar meter toda el agua del océano en un hueco pequeño.

            Otro de los factores culturales que la Ilustración inculcó en la cabeza del Hombre de la época, fue el término de “el progreso”. Este término para los “filósofos” de la ilustración, denotaba un profundo sentido terrenal, debido que para ellos la idea de progreso significaba una ley cuya finalidad era alcanzar dicha felicidad en este mundo. Esta nueva postura coloca al progreso en un lugar central de la vida humana, sustituyendo sobre todo la idea de Providencia, 

            “Se sustituye por la de Progreso, visto como el resultado del esfuerzo humano. En el S. XVIII están seguros de su capacidad para conocer y cambiar la naturaleza, la razón está en la base de esto y depende de ésta el progreso de la sociedad. El desarrollo de la conciencia moderna va unida a una ideología donde la idea de Progreso, en términos absolutos, es la idea central, así será la que los posmodernos tomarán como referencia para distanciarse de la modernidad”[4]

El progreso inundará será el motor que impulse al Hombre moderno para alcanzar sus metas, para impulsar a conocer y develar los misterios de la naturaleza mediante la “fuerza ilimitada de la razón”, esto lo demuestran incluso en la misma concepción y manejo de la historia, dado que según ellos

“La historia es el constante progreso de la humanidad hacia lo mejor, lo característico del hombre: la racionalidad. Esta es una disposición, no algo dado, y la historia es el espacio en que la desarrolla el hombre. Pero no renuncian a intervenir en la política.”[5]

            Observamos aquí un punto importante entre la relación de la historia y el progreso, este último se convierte en el motor que da sentido a la historia, por medio de la razón se llega al conocimiento y este permite el avance de la humanidad, la historia para ellos no es la ciencia que estudia los hechos trascendentales del pasado, sino por el contrario, es la manifestación del progreso indefinido a través del tiempo.      

            La idea de la historia como ciencia no es aceptada en el contexto histórico que estas analizando, pues la categoría de ciencia solo era aplicable a las llamadas ciencias formales o también conocidas como ciencias duras, lógicamente estos términos serán acuñados en la edad contemporánea, pero ¿Por qué solo se consideraban ciencias aquellas disciplinas? Por el simple hecho de que su principio es la lógica, y se llega al conocimiento por medio de la experimentación, la experiencia, debemos recordar que el positivismo y el empirismo estaban en auge. La historia como ciencia se esbozará a partir del siglo XIX, antes de este siglo la historia se ocupaba solo de criticar a políticos y religiosos.

            “Los eruditos recopilaban textos sin relato explicativo, hacían relatos muy aburridos. Los historiadores despreciaban los archivos, hacían historias divertidas, amenas, pero apenas documentadas. A la verdad del hecho histórico sólo se llega mediante la razón, nunca mediante la fe, sólo desde la razón se analiza lo heredado por la tradición, y así podemos criticar a la monarquía, que escapa de cualquier crítica racional; la razón debe aplicarse a todos los campos.”[6] 

            Sabemos que la razón se aplica a gran parte de los ámbitos de la vida humana pues es lo que nos separa de los animales, pero como ya explicamos anteriormente, no todo puede razonarse debido a que existen fenómenos y sucesos que escapan a ella. Ahora bien, a estos devotos de la razón se les escapa que para criticar y demostrar de manera fehaciente un hecho, un modelo de gobierno político, se debe recurrir a las fuentes y realizar un profundo análisis racional, y así tener los fundamentos necesarios para emitir un juicio crítico al respecto y no generar como hicieron estos ilustrados lo que hoy llamaríamos “conventillerío de barrio”.    

 

            Voltaire

 

Voltaire será quien acuñe por primera vez la noción de filosofía de la historia, pero con un objetivo claro y en consonancia con sus congéneres, la planteará como enemiga declarada de la teología de la Historia. A su vez, Voltaire comprenderá al pasado y presente como un todo, cuya mirada práctica se centrará en servir al presente de manera constante.

“El concepto de Filosofía de la Historia en la obra de Francois Marie Arouet Voltaire (1694-1778), quien en ellas se interroga sobre el acontecer social, a partir de un tiempo pasado. Es entendido como una unidad viva, con el presente, momento en que el hombre construye la historia. De lo anterior se podría determinar entonces que el tiempo que Voltaire va a exponer en sus obras, a pesar de ser el tiempo pasado, también es presente al reescribir la historia pasada en donde la presencia del tiempo no tiene tiempo. De aquí es que la historia analiza los hechos pasados en función de las necesidades del presente.[7]

La idea de Voltaire con respecto a responder a las necesidades del presente, componen el eje central de sus obras, por lo tanto, no estamos en presencia de un historiador sino más bien de un simple narrador, que adecúa la realidad del pasado y el presente a pedido del cliente.

“El siglo de Luis XIV”, es la mejor obra de la época y la que sirvió como modelo.fue esbozado por Voltaire respondiendo a un encargo de la Marquesa de Charle, que quería una Hª distinta, quería leer el pasado como podía leer los fenómenos físicos en un tratado de ciencia natural, dejando de lado lo humano, lo accidental, los detalles particulares que tienen que ver con los detalles rutinarios de la corte. Pretendía leer el pasado con la complacencia del que se cree que está en la mejor situación de los momentos posibles. Ensalza otras épocas pasadas, esto hace que la idea de Progreso de Voltaire sea ambigua.” [8]

A simple vista Voltaire no aporta nada nuevo al conocimiento y utilización de la historia como ciencia o disciplina, entonces ¿Dónde está el aporte o la originalidad de Voltaire? Pues, la novedad (para la época) es el intento de ensanchar el estudio histórico se debió tanto a su odio por la historiografía cristiana y la Iglesia, como a su visión mecanicista del Universo: si todos los hechos están ligados por encadenamiento necesario, entonces todos los pueblos deberán tener la misma importancia. Al tomar la matemática y la mecánica como modelos de conocimiento, su imagen del mundo es la de una máquina gobernada por un dios geómetra, sometido a sus leyes.[9]

Toda gira en torno a las ciencias empíricas y la obstinación de oponerse constantemente a la religiosidad católica y en romper con las concepciones heredadas de la cristiandad, Voltaire no será la excepción.

Vico y la Filosofría de la Historia

            Giambatista Vico es considerado como el creador de la teoría de la teoría del “verum factum”, criticando fuertemente la expansión del pensamiento racionalista, Vico postulará mediante otra de sus obras llamada “Scienza Nova” el planteamiento de la ineficacia de las ciencias duras como fundamento de conocimiento para la historia, por el contrario, postulará que las humanidades (humánitas) son las únicas ciencias que pueden llevar a un conocimiento verdadero en la historia. 

            “La ciencia nueva, al lado de la vieja matemática, es la hª en cuanto que obra de la mente humana. Existe un mundo natural, creado por dios, y un mundo humano, creado por el hombre, que es el que podemos conocer. Estos son los dos órdenes del mundo, y podemos hablar de naturaleza natural y de naturaleza humana. Pero el sujeto de la hª no es la naturaleza sino el espíritu, la mente […]Denuncia como inapropiados los intentos de usar métodos de ciencia natural en la hª. El método se debe adaptar al objeto; cada disciplina tiene una peculiar, no existe un método científico general.”[10]

Giambatista Vico une en su planteamiento las dos cosmovisiones enfrentadas en la época es decir antagónicas, la filosofía renacentista y la filosofía cristiana, reconoce el carácter creador y los atributos de Dios (Omnipotencia, Omniciencia y Omnipresencia) mientras que el ser humano es creado a imagen y semejanza de El.

Vico plantea la diferencia entre dos naturalezas, la naturaleza humana y la naturaleza natural, estando la primera conformada por lo perfecto, a los ojos de Vico cuerpo, materia y espíritu. Para Vico el hombre es un ser imperfecto dado que está dotado de cuerpo y mente, es Hombre es entendido además como un sujeto histórico.  

            “Para Vico, los hombres pueden conocer el pasado porque ellos mismos lo han hecho, lo han construido y también porque es un sujeto social que vive en convivencia con otros hombres a través de una serie de instituciones, vive con otras generaciones que le relatan todo lo que ha ido pasando, y esto viene por la providencia.”[11]

Vico como todo renacentista influenciado por las ideas de la Iluminación reconoce en el hecho histórico la presencia del progreso, pero en contrapartida de Voltaire, no plantea al progreso como motor de la historia, plantea la existencia y la acción de la providencia y le agrega un factor más, las etapas concretas de la historia.

 

Kant y La Filosofía de la Historia

Imanuel Kant es otro de los artífices de los planteamientos de la filosofía de la historia, como todo pensador de la Ilustración, Kant comprende al hombre como un sujeto histórico alejado de la idea de la providencia divina, esto probablemente se deba no solo a la ideología imperante en la época, sino también a la práctica pietista de su formador F. Albert Schultz, seguidor de la filosofía de Wolf, lo cual generó en Immanuel un fuerte rechazo hacia todo tipo de religión.

En cuanto a la filosofía de la historia respecta Kant intenta proyectar su estudio rumbo al fin último del Hombre y es por medio de la historia donde logra concretarse. La historia no es entonces un tema secundario en su pensamiento. Kant permanente se replanteará las causas de la realidad en la cual vive.

“Kant es uno de los primeros autores de la Historia de la Filosofía que se hace plenamente consciente de su presente histórico. Al preguntarse ¿Qué es la Ilustración? (o al tratar de responder a la pregunta planteada por un periódico alemán de la época), Kant se está preguntando ¿Qué es este tiempo que nos ha tocado vivir, este periodo histórico del que somos una parte inherente?”[12]

            La filosofía de la Historia entendida por Kant desarrolla su eje en dos conceptos específicos mediante los cuales se desenvolverá la vida del ser humano. Kant entiende a la historia además como una narración de acciones, es decir que para Kant la historia posee una finalidad específica.

            Los principales conceptos desarrollados por Kant sobre la filosofía de la historia son dos:

            “Autonomía: como el mismo Kant afirma, la ilustración “es la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad”, con lo que la autonomía moral se convierte en uno de sus fines esenciales. El individuo ilustrado es capaz de pensar por sí mismo, y de darse a sí mismo las normas morales que deben regir su vida.

Emancipación:  es una de las consecuencias naturales de la autonomía. El individuo ha de ser capaz de tomar sus propias decisiones, al margen de autoridades religiosas, políticas, militares o intelectuales, lo que implica “emanciparle” de todas estas instancias.”   [13]

Los conceptos postulados por Kant son incluso un ataque directo a la autoridad religiosa y en su cosmovisión es la historia el único medio que posibilitará al Hombre llegar a ese fin último que será la perfección a través de la razón. No debemos olvidar que Kant se convirtió en uno de los precursores culturales de la nefasta y sangrienta revolución francesa.   

 

                

Bibliografía

 

OSTAU DELAFOUNT Francisco Rafael. El concepto de la historia en la obra de Francois Marie Arouet Voltaire. 2011. 

MAYOS Goncal. La ilustración. Editorial UOC, de esta edición. Año 2007.

MODULO II Los tiempos de la modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021

SAENZ Alfredo. La nave y las tempestades. La Revolución Francesa Primera Parte La Revolución Cultural. Ed. Gladius. Año 2007

San Juan Pablo II. Carta Encíclica Fides et Ratio. Año 1998.



[1]MAYOS Goncal. La ilustración. Editorial UOC, de esta edición. Año 2007. Pág 6 

[2]SAENZ Alfredo. La nave y las tempestades. La Revolución Francesa Primera Parte La Revolución Cultural. Ed. Gladius. Año 2007

[3]San Juan Pablo II. Carta Encíclica Fides et Ratio. Año 1998. Pág 1

[4]MODULO II Los tiempos de la modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 41

[5]Ibidem. Opc. Cit. pág 43

[6]MODULO II Los tiempos de la modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 40

[7]OSTAU DELAFOUNT Francisco Rafael. El concepto de la historia en la obra de Francois Marie Arouet Voltaire. 2011. 

 

[8]MODULO II Los tiempos de la modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 58

[9]Ibidem OPpc. Cit.

[10]MODULO II Los tiempos de la modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 46-47

[11]Ibidem. Opc. Cit. pág 49

[12]MODULO II Los tiempos de la modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 69

[13]MODULO II Los tiempos de la modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 70[1]MODULO II Los tiempos de la modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 46-47

[2]Ibidem. Opc. Cit. pág 49 


[1]MODULO II Los tiempos de la modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 58

[2]Ibidem OPpc. Cit.


[1]OSTAU DELAFOUNT Francisco Rafael. El concepto de la historia en la obra de Francois Marie Arouet Voltaire. 2011. 

 


[1]San Juan Pablo II. Carta Encíclica Fides et Ratio. Año 1998. Pág 1

[2]MODULO II Los tiempos de la modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 41

[3]Ibidem. Opc. Cit. pág 43

[4]MODULO II Los tiempos de la modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 40

 


[1]MAYOS Goncal. La ilustración. Editorial UOC, de esta edición. Año 2007. Pág 6  

[2]SAENZ Alfredo. La nave y las tempestades. La Revolución Francesa Primera Parte La Revolución Cultural. Ed. Gladius. Año 2007.   

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Las lenguas aborígenes y el castellano

Introducción En el siguiente escrito haremos referencia a una acusación que siempre se le ha hecho a España desde los tiempos de la conquista, y aunque no hay pruebas fehacientes que determinen  y dejen en evidencia los supuestos abusos por parte de España hacia los aborígenes  americanos, dichas leyendas negras siguen circulando y siendo aceptadas. El tema que tocaremos en este trabajo es el de la supuesta imposición de la lengua castellana por sobre el lenguaje del indígena. El supuesto “Corte de lenguas”. El objetivo de este escrito es refutar dicha tesis, para ello hemos recolectado información de distintos autores, fragmentos de escritos de la época, hechos y decretos dictados por los mismos reyes de España. Servirán para dejar en claro que la madre patria y la Iglesia Católica trabajaron en conjunto para llevar a cabo la evangelización y ver los medios a utilizar para lograr la comunicación con  los aborígenes. Vicente Sierra y Cayetano Bruno ...

“Ladran Sancho, señal que cabalgamos” Respuesta al escrito del Sr. Alfredo Silletta

  Por: Lic. Sergio D´Onofrio   Introducción   En el día viernes 09 de febrero del año 2023, fue publicado en la página de info135. com.ar un artículo escrito por el señor Alfredo Silleta titulado “Escándalo con una secta católica de extrema derecha que opera en Escobar y zona Norte” en el mismo, el autor descarga una serie de acusaciones contra algunas ordenes religiosas tales como La Orden de San Elías, el Instituto del Verbo Encarnado y finalmente el Seminario Diocesano Santa María Madre de Dios. En el presente articulo desmentiremos la serie de injurias realizadas por dicho autor respecto del Seminario Santa María Madre de Dios y del Instituto del Verbo Encarnado (IVE) respecto a las clásicas acusaciones de “excesivo tradicionalismo” y “extremismo ideológico”     Desarrollo En primera instancia es preciso aclarar el posicionamiento del autor respecto de la tradición de la Iglesia y la celebración litúrgica, tildando a aquellos que se guían nad...

La Campaña del Desierto

Por: Lic. Sergio D´Onofrio Uno de los hechos más controversiales de la historia argentina es sin duda la llamada “Conquista del Desierto”, muchos historiadores emiten diferentes opiniones, visiones acerca de que si fue, o no, un genocidio por parte del gobierno de turno. Al abordar la temática por lo general se toma el periodo histórico de   1878 y 1885, llevada adelante por    Alsina y Julio A. Roca, bajo dos etapas o estrategias diferentes, pero el común de la gente olvida que existió una primer conquista del desierto a finales de  1833 y principios de 1834 por el Restaurador Don Juan Manuel de Rosas que tuvo características totalmente distintas. En este artículo nos permitiremos analizar las dos campañas bajo una mirada critica y objetiva.   La zona más trabajada en la conquista del desierto es la zona de La Pampa y la Patagonia, también al norte Chaco, Formosa. El gobierno de Buenos Aires tomó medidas frente a los malon...