Pico della Mirándola
Entre los aportes
realizados por el pensador mencionado encontramos uno muy particular, Pico defiende
a ultranza la libertad del Hombre como hacedor de su propio destino, es decir
no está lejos del ateísmo pero tampoco niega la existencia de un Dios creador,
en este detalle podemos dilucidar en Pico della Mirándola lo que se denomina deísmo,
la idea de un Dios creador pero que “queda lejos”, que dio origen al ser humano,
mas sin embargo no le provee ni le importa el destino del Hombre y le ha dado el
don más preciado que es la Libertad.
“Según
Pico Della Mirandola, una vez Dios hubo concluido la creación del mundo, buscó
a alguien que apreciara tan grande obra, la amara y admirara en su grandeza,
creando entonces al hombre con propia decisión y elección, libre en el
universo, artífice de su suerte, en busca de la perfección, aunque también se
puede convertir en una opción perniciosa y embrutecerse.”[1]
Podría
decirse que Pico della Mirándola fue uno de los principales propulsores del
antropocentrismo renacentista, defendiendo además la libertad y determinación
humana para alcanzar el dominio propio y control de todas las cosas, no
aceptando ni la providencia divina, ni cualquier otra influencia exterior.
Galileo Galilei
Otro de los llamados “iluminados” del
Renacimiento fue Galileo Galilei, este sostuvo, entre tantos postulados, la
independencia de la razón con respecto a la fe, sobre todo planteó la
barrera de separación entre la ciencia y la religión como dos aspectos irreconciliables,
mas adelante San Juan Pablo II con su encíclica Fides et Ratio, derribará
magistralmente la tesis de Galileo.
Otro
de los aportes al Renacimiento realizado por Galileo fue una cosmovisión
matemática del mundo, es decir que la naturaleza misma de las cosas se rige
por las leyes perfectas y lógicas de las matemáticas, “El gran libro de la
naturaleza está escrito en lenguaje matemático, siendo sus caracteres los
mismos círculos, triángulos, etc..”[2]
La
defensa de las matemáticas llevará a Galileo a postularlas como parte esencial del
método científico, es decir podríamos nombrar a Galileo como uno de los padres
del positivismo, dado que solo aceptan como verdadero aquello que puede verificarse
mediante la prueba y error, el cálculo y la lógica.
“El
método científico es único y es aquél que parte de la experiencia sensible y
concluye en las demostraciones; el mundo de los sentidos (dice Galileo) no es
más que un jeroglífico sin descifrar y por eso no puede haber ciencia si junto
a las experiencias sensibles, no se llevan a cabo las demostraciones necesarias
en las que las matemáticas se convierten en instrumentos indispensables de
prueba. Observación y demostración serán los dos elementos indispensables de su
método científico, que producirán la llamada revolución científica del S. XVII.”[3]
A
Galileo también se le puede enmarcar en los postulados del empirismo debido a
su constante posicionamiento de lo real siempre y cuando pueda ser demostrado
mediante la experiencia y los sentidos. La ciencia galineana ejemplifica así el
punto de partida de la ciencia moderna y de la concepción mecanicista del
universo.[4]
Giordano
Bruno
Giordano Bruno fue otro de
los defensores acérrimos del razonamiento y la separación con la fe y la
revelación divina, a tal punto llegó su rechazo por esta que “poco antes de
morir rechazó con energía el crucifijo que se le ofrecía, por considerarlo como
un símbolo de la iglesia enemiga y de las ideas por las que había luchado.”[5]
Pero al igual que muchos expositores Bruno no niega del todo la existencia de
Dios, sino que afirma la omnipotencia de divina.
Uno
de sus postulados más controversiales para la época, será negación de la Tierra
como centro del universo, algo que para osotros es obvio gracias a los avances
tecnológicos pero para la época era algo impensado, es decir que Giordano Bruno
después de Copérnico, será uno de los principales exponentes de la astronomía
de la edad moderna.
“Afirma que existen innumerables
sistemas solares como el nuestro, que nuestro Sol no es sino una estrella más
en el cosmos infinito. y llega más lejos afirmando que nada impide que existan
vivientes y vivientes racionales en otras partes del cosmos. Ni el hombre ni la
Tierra, su morada, ocupan ningún puesto de privilegio en el universo.”[6]
En
Giordano Bruno encontramos sin lugar a dudas los fundamentos donde se apoyan
los postulados de la astronomía moderna, sin lugar a dudas todos hemos
escuchado una infinidad de veces la cita anteriormente mencionada, lo que si
olvidan y Bruno muy probablemente también, es que si su teoría es correcta, no
se opondría bajo ningún aspecto a la explicación de que todo esta hecho por la
grandeza y gloria de Dios.
Otro
de los postulados de Bruno es la aceptación de la existencia del alma, pero no
un alma intrínsicamente unida al cuerpo humano, sino por el contrario, un alma
universal, creadora y generadora de todas las cosas, no un alma individual y
creada por Dios, sino un alma que da vida a todo a su alrededor. Bruno en consonancia
con las ideas renacentistas, promueve la idea de un Universo autosuficiente,, único
en infinito y lo adjudicará no al Dios supremo y cristiano, más sino al panteísmo
antiguo.
“Los
dioses le han dado al hombre el entendimiento y las manos, y le han hecho
semejante a ellos, dándole facultades sobre los otros animales; lo cual
consiste no solamente en poder obrar de ordinario según la naturaleza, sino
también fuera de las leyes de la misma; y así, formando o pudiendo formar otras
naturalezas, otros cursos, otras órdenes con el ingenio, con aquella libertad
sin la cual no había dicha semejanza, vino a erigirse en dios en la
tierra.(Bruno. Espaccio de la bestia trionfante)”[7]
Bruno
nos deja notar además otro factor crucial para comprender el Renacimiento, y
este es la conexión directa con la cultura greco-romana. Recordemos que el
término Renacimiento significa justamente un renacer a la verdad, un renacer de
la cultura griega y romana, una época de luz posterior a una “era de
oscuridad” Pero no olvidemos que esto no es otra cosa que una falacia en
desmedro a una época de esplendor filosófico, artístico, que fue la Cristiandad.
Conclusión
Hemos
mencionado y realizado un recorrido por la vida y obra de tres de los
principales exponentes cuyas ideas son los pilares del Renacimiento, observamos
además que si bien atacan directamente a la religión y fundamentalmente a la fe,
no descartan la idea de un Dios pero si negaron la paternidad, providencia y
cercanía de El para con los hombres.
No
debemos olvidar tampoco que si bien muchos de sus postulados fueron erróneos,
otros no lo estaban como la idea de un universo infinito e innumerables
sistemas solares (Bruno) pero hasta cierto punto hay cosas que deberemos dejar
que la ciencia lo descubra pero no debemos desviarnos del camino y decir que
nada tiene que ver con la providencia divina, pues todo esta hecho para la
gloria de Dios y como dice San Juan Pablo II en Fides et Ratio “fe y la razón son como las dos alas con las cuales el
espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad, […]Para
ayudar a la razón, que busca la comprensión del misterio, están también los
signos contenidos en la Revelación. Estos sirven para profundizar más la
búsqueda de la verdad y permitir que la mente pueda indagar de forma autónoma
incluso dentro del misterio. Estos signos si por una parte dan mayor fuerza a
la razón, porque le permiten investigar en el misterio con sus propios medios,
de los cuales está justamente celosa, por otra parte la empujan a ir más allá
de su misma realidad de signos, para descubrir el significado ulterior del cual
son portadores. En ellos, por lo tanto, está presente una verdad escondida a la
que la mente debe dirigirse y de la cual no puede prescindir sin destruir el
signo mismo que se le propone.”[8]
Bibliografía
San Juan Pablo II. Carta
Encíclica. Fides et Ratio. http://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_14091998_fides-et-ratio.html
MODULO II Los tiempos
de la modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021.
[1]MODULO II Los tiempos de la
modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 25
[2]Ibidem. Opc.Cit, pág 26
[3]MODULO II Los tiempos de la
modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 27
[4]Ibidem.
[5]MODULO II Los tiempos de la
modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 21
[6]MODULO II Los tiempos de la
modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 30
[7]Ibidem.
[8]San Juan Pablo II. Carta
Encíclica. Fides et Ratio. http://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_14091998_fides-et-ratio.html
[1]San Juan Pablo II. Carta
Encíclica. Fides et Ratio. http://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_14091998_fides-et-ratio.html
[1]MODULO II Los tiempos de la
modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 25
[2]Ibidem. Opc.Cit, pág 26
[3]MODULO II Los tiempos de la
modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 27
[4]Ibidem.
[5]MODULO II Los tiempos de la
modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 21
[6]MODULO II Los tiempos de la
modernidad. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 30
[7]Ibidem.
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