Por: Lic. Sergio D´Onofrio
La obra “Esa Horrible Fortaleza” del escritor de C.S. Lewis consiste en una trilogía, donde el personaje es un dios que en coincidencia de nuestro Señor Jesucristo, descendió al mundo de los Hombres y se hizo uno de ellos.
El argumento y la trama de la misma hace referencia constantemente al pecado original, por lo cual es evidente la similitud de la obra con la concepción cristiana, recordemos que C.S, Lewis, al igual que J.R.R.Tolkien, fueron dos autores católicos. La trilogía de C.S. Lewis, conserva una clara simbiosis de datos pertenecientes a la cultura greco-romana, las cuales convergen finalmente en el cristianismo.
El fragmento que analizaremos a continuación pertenece a la tercer entrega, donde un sabio llamado Merlín vuelve a la vida y se encuentra en la realidad del siglo XX, donde se podrán observar las diferencias abismales entre ambas épocas, no solo en cuanto a lo tecnológico, sino más allá (cultural, religioso, etc)
“—Señor –dijo Merlín en respuesta a una pregunta que el Director le había hecho--, te doy infinitas gracias. No puedo, desde luego, comprender la forma en que vives, y tu casa me es totalmente extraña. Me has proporcionado un baño que el emperador mismo envidiaría, pero nadie me ha ayudado; un lecho más blando que el sueño mismo, pero cuando me levanto veo que tengo que ponerme las ropas con mis propias manos, como si fuese un campesino. Duermo en una habitación cuyas ventanas de puro cristal dejan ver el cielo tan claramente cuando están abiertas como cuando están cerradas, y no hay en ella viento suficiente para agitar la llama de una antorcha no resguardada; pero duermo en ella solo, sin más hombres que un prisionero en un baluarte. Tu gente come carne seca y sin sabor, pero la sirves en platos tan lisos y brillantes como el sol. En toda la casa reina un calor, una suavidad y un silencio que harían creer a cualquiera que se halla en el paraíso terrenal; pero no hay cortinajes, ni bellos avimentos, ni músicos, ni perfumes, ni altos sitiales, ni el brillo del oro, ni un perro, ni un halcón. No me parece que vivas como un pobre ni como un rico; ni como un señor ni como un ermitaño. Señor, te digo estas cosas porque me las has preguntado. No tienen importancia. Ahora que nadie nos oye, salvo el último de los siete osos de Logres, es hora de que celebremos consejo entre nosotros. “[1]
C.S. Lewis Esa Horrible Fortaleza
En cuanto a la experiencia vivida por Merlín, siendo un hombre oriundo de la época de la Cristiandad que se encuentra en pleno s.XX, nos deja observar en su escrito una serie de elementos, que claramente lo maravillan como lo son los avances tecnológicos, por ejemplo el mismo baño, con todo lo que sus elementos implican, la misma ducha por ejemplo, según Merlín, el mismo emperador desearía tener esas comodidades, las características propias de las casas actuales le maravillan, las ventanas, la cama donde duerme, la calefacción. Pero sin embargo, Merlín deja ver que existen elementos propios de su época que no cambiaría por nada, como son la presencia de las bella artes como la música, ni la presencia de animales, ni bellos decorados, perfumes (más naturales que los que tenemos en la actualidad seguramente) utensilios de oro puro como vasos. Elementos propios que para nosotros han quedado muchas veces relegados a otro plano (ya no se bebe en vasos de oro o plata, salvo miembros de la realeza o burgueses modernos) pero que para un hombre como Merlín son parte de su idiosincrasia y nos deja ver como el Hombre del s.XX, si bien cuenta con innumerables beneficios (sobre todo en salubridad) pero que ya ha perdido el gusto por las bellas artes, el contacto con la naturaleza y sobre todo con la capacidad de poder reconocer las pequeñas cosas de la vida, capacidad lamentablemente en declive en nuestros días.
Lógicamente que, al Hombre actual, o al menos a mí en lo personal, no me sentiría para nada cómodo, el hecho de que me estuvieran vistiendo o cuestiones propias que hacen a la intimidad propia de la persona en nuestro tiempo. Podemos notar en la obra de Lewis un contraste constante entre estas dos épocas, sin duda con diferencias abismales en cuanto a lo tecnológico, salubridad y demás que son sin dudas buenos, pero la características del ser humano como tal en cuanto a su percepción de la realidad y su visión del mundo es totalmente pálida en comparación al habitante de la Cristiandad, con matices diferentes lógicamente, pero el hombre medieval posee la austeridad, la capacidad de relacionarse más palpablemente con la naturaleza y las artes, algo que no se aprende en los libros, sino con el contacto mismo con la naturaleza.
Una de las acotaciones a tener en cuenta y que no figuran en el presente fragmento, pero que sin lugar a dudas es fundamental, para comprender de una manera mas acabada la diferencia entre las concepciones enfrentadas en la obra de Lewis y que están presentes en la actualidad, como factor de contraste y creador de la cosmovisión actual, es la concepción de la educación y la pedagogía cristiana, presente en la sociedad de la Cristiandad, es la educación en la fe bajo la luz del evangelio, recordemos que justamente la época mencionada se denomina “Cristiandad”, justamente porque en la sociedad misma imperaban los valores cristianos, con una fuerte conciencia de ayuda mutua y colaboración en la comunidad misma, (bien común).
En nuestra época la educación sufrió un revés sin retorno, la religión fue expulsada de la educación pública y la educación privada es mirada con desdén y más aún si tiene religión en su cátedra. La sociedad sigue los lineamientos de El Príncipe, donde no importa el otro, sino el bien estar de uno mismo, la austeridad es mirada como retrogrado y hasta muchas veces barbárico en una cosmovisión donde el lujo y la comodidad sumergen al Hombre en un limbo que desprecio hacia los bienes celestiales o las grandes virtudes.
Bibliografía
C.S. Lewis Esa Horrible Fortaleza. Ed. The Bodley Head. Año 1945
MODULO III La Pedagogía Cristiana Paideia y Humanitas. Universidad Católica de La Plata. Año 2021
Comentarios
Publicar un comentario