La historia como ciencia a constantemente a generado diversos debates y cuestionamientos en base a su utilidad como tal. Sin embargo, la historia propiamente dicha, no puede apartarse de su fin específico, el estudio de los hechos trascendentales del pasado. ¿Pero qué sucede cuando los sucesos a estudiar son los concernientes a la historia de la salvación? Es aquí cuando la ciencia histórica se funde en un trabajo en conjunto con la teología, ya que su investigación no se enfocará en tiempo profano, sino eterno. En el momento en que la fe se encuentra con la historia, no sólo como su espacio vital, sino esencialmente como una cuestión de sentido; nace la teología de la historia.[1]
“La
historia es para, el creyente el lugar en qué puede ver realizado la obra de
Salvación y en el cual, como llamado, puede optar por ella. En este horizonte;
una teología de la historia--tendrá que formular expresiones que conciernen a
la comprensión tanto dé la relación entre la historia de la salvación y la
historia universal como de la relación entre la historia de la revelación
cristiana y la historia de1as otras religiones, de manera que se ponga en
evidencia la peculiaridad de la fe cristiana”[2]
La
teología de la historia se concentra como dijimos en la historia de la
salvación, y divide el tiempo ya no en años, siglos y milenios, sino en períodos
de creación, caída, redención y el juicio final, Dios permanece por encima de
la historia, no solo actúa por medio de la providencia divina, sino que también
interviene en ella de una manera perfecta, encarnándose para redimir al ser
humano. Es por tanto que la historia de la creación de mundo se concentra en la
salvación. Si bien podemos tomar como punto de partida el génesis y seguir por
la historia misma del pueblo de Israel, la fe cristiana nace de la
centralidad y de la novedad de Cristo, el cual, acompañando a sus discípulos en
el camino de Emaús, les explica que él es el cumplimiento de toda la historia:
"Y empezando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se
refería a él en toda la Escritura" (Lc 24,27).[3]
“El
fin de la historia es nuestra definitiva incorporación a Cristo, Eje de la
historia. El sentido de la historia es la Ciudad de Dios, y todo lo demás -que
llamamos ''historia profana''-, es medio y función de este fin. Lo temporal
pasa, envejece, muere. Pero hay algo en la historia que no envejece, que
siempre crece y avanza: es el crecimiento en plenitud de la Ciudad de Dios.”[4]
Estamos acostumbrados a pensar que fue San Agustín
el primer exponente de la teología de la historia, creencia que si bien está errada
no carece de lógica, ya que fue este santo uno de los doctores que más ha contribuido
al pensamiento de la Iglesia y cimenta sin lugar a dudas, los lineamientos que
sostuvieron a la época de la Cristiandad. Sin embargo, no es el primero en esbozar
una teología de la historia, muchos pensadores cristianos centraron sus esfuerzos
en estudiar la historia cristiana.
“Justino,
Ireneo, Clemente de Alejandría y Tertuliano construyeron una primera teología
de la historia que partía de la defensa de una comprensión de la antigua
alianza hecha con el pueblo de Israel, como preparación de la alianza nueva y
eterna realizada en Cristo. Del mismo modo, Orígenes y Atanasio formularon
contra los ataques de Celso la tesis sobre el carácter central de Cristo en la
historia. Además, en general, los apologetas presentaron el cristianismo como
aquella verdad que se ponía en la historia no para humillarla, sino para
llevarla a una síntesis de plenitud.” [5]
Al momento de leer los escritos que nos a
dejado San Agustín, obras tales como “La Ciudad de Dios”, nos sumergimos en
relatos cuya finalidad no es la meramente histórica, sino por el contrario, su
realidad se centra en la meta- historia, va más allá del tiempo meramente
cronológico, sino que se observa en sus escritos, los espacios temporales propiamente
espirituales. San Agustín expone el único y verdadero sentido de la historia,
el sentido o visión cristiana de la misma, donde se enmarca en la historia de
salvación de la humanidad a través del tiempo.
El santo de Hipona nos revela además una
historia lineal, que parte de la creación y nos conduce al final de los tiempos,
al final de este mundo, pero la vida del hombre no se detiene, sino que prevalece
después del juicio de las naciones. Esta concepción que expone San Agustín fue
sin lugar a dudas una contrapartida a la concepción histórica imperante en su
tiempo, la concepción cíclica de los griegos.
“Agustín rompió esta rueda del destino fatal
haciendo referencia a un gran acontecimiento que no puede ser repetido:
"Cristo murió una sola vez por nuestros pecados; ahora que ha resucitado
de la muerte, ya no puede morir" (De civitate Dei XII, 3,2). Esta
enseñanza cristiana acerca de la unicidad de la redención liberó las mentes de
los hombres del determinismo y fatalismo griego. Además, proporcionó a la
humanidad una meta positiva más allá del tiempo y de los sucesos temporales.
Expandió los horizontes humanos más allá de las limitaciones raciales, las
diferencias culturales y la variedad de instituciones sociales y políticas”[6]
Si bien San Agustín no fue el primero
en exponer la temática de la teología de la historia, fue quien más profundamente
la comprendió y expuso en su tiempo.
“San
Agustín, nos muestra la concepción de la historia a través de la teología y con
esta podría decirse que se inicia la historia tal y como la conocemos, ya que
él si conoce la Revelación Divina, la cual anuncia un principio para el mundo,
y un final para este, por lo tanto, si hay la existencia de una historia, y
esta según San Agustín es guiada por Cristo en el momento de su venida al
mundo, es por esta razón que para San Agustín, Cristo, el tiempo y la historia
están íntimamente ligados.”[7]
San Agustín a su vez divide la
historia en dos, el hombre pecador y el hombre redimido por la muerte y resurrección
de Cristo, entonces con la llegada del Mesías la historia deja de estar
fragmentada para convertirla en una sola, es decir en un solo tiempo, dirigido
por la obra divina y la eterna presencia de Cristo. Para
Agustín Cristo unifica la historia, dándole un sentido lineal, que es la forma
actual en que estudiamos la historia, no como ciclos interminables, ni como una
realidad eterna, sino una historia y una realidad que tienen un principio que
se da con la creación, un auge que se da con la llegada de Cristo a la tierra
(para él es el hecho humano más importante, ya que Cristo fue humano, pero Dios
a la vez) y un fin, que será el Juicio Final.[8]
La
Teología de la historia enmarcada por San Agustín es sin lugar a dudas la más
completa que el mundo cristiano haya conocido y nos permite conocer mas a fondo
la obra creadora y redentora de Dios.
Bibliografía
BOURKE.
J.V. The
Essential Augustine. X. Philosophy of History, The New American Library, New York 1964, p.
220-221; tradución de Víctor Cano http://www.rodin.org.mx/patrologia/agu/agustin_b10.html
[3O de marzo 2021]
MODULO
I. Los tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año
2021.
[1] MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. pág 39
[2]MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 46
[3]Ibidem. Opc. Cit. Pág
44
[4] MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. pág 12
[5]MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. pág 40
[6]BOURKE. J.V. The Essential
Augustine. X. Philosophy of History, The New American Library, New York 1964, p.
220-221; tradución de Víctor Cano http://www.rodin.org.mx/patrologia/agu/agustin_b10.html
[3O de marzo 2021]
[7]MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 16
[8]MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 19
[1] MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. pág 39
[2]MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 46
[3]Ibidem. Opc. Cit. Pág
44
[4] MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. pág 12
[5]MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. pág 40
[6]BOURKE. J.V. The Essential
Augustine. X. Philosophy of History, The New American Library, New York 1964, p.
220-221; tradución de Víctor Cano http://www.rodin.org.mx/patrologia/agu/agustin_b10.html
[3O de marzo 2021]
[7]MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 16
[1] MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. pág 39
[2]MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 46
[3]Ibidem. Opc. Cit. Pág
44
[4] MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. pág 12
[5]MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. pág 40
[1] MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. pág 39
[2]MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. Pág 46
[3]Ibidem. Opc. Cit. Pág
44
[4] MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. pág 12
[5]MODULO I. Los
tiempos antiguos y medievales. Universidad Católica de La Plata. Año 2021. pág 40
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