Por: Lic. Sergio D´Onofrio
El descubrimiento de América, tema tratado, investigado y distoricionado desde los más diversos puntos de vista imaginables. Es por muchos conocida la falaz versión sentimentalista sobre el “indiecito bueno e indefenso que fue cruelmente sometido por el despótico, tiránico y rapaz español que se llevó todo el oro e impuso su religión al natural.” Pues bien partiremos de la premisa de que esto es falso en toda su concepción, España desde el primer momento en el cual el Papa Alejandro VI concedía a España el derecho y autoridad sobre todos los territorios descubiertos y por descubrir, con la misión de evangelizar y educar a los indígenas. Esta fue la política principal perseguida por la corona.
Esta típica acusación es producto de la propaganda envidiosa propagada especialmente por Inglaterra y Portugal quienes fueron los enemigos por excelencia en tiempo del Imperio. Casualmente estos dos países presentados por justicieros y redentores son los países con tradición esclavista durante toda su historia.
Inglaterra posee una tradición racista en la cual considera al hombre de raza negra como un ser inferior e inculto, más aún llevó este pensamiento al continente americano considerando al indio como un salvaje incapaz de ser educado y mucho menos ser considerado digno de llamarse hombre. Bajo esta lógica justificó todo un genocidio y una cultura esclavista.
En un documento escrito por Pablo F de Mera Alarcón titulado “La historia oculta de Gran Bretaña: esclavitud y maltrato en el siglo XVIII” postula la ocultación de las víctimas del genocidio llevado a cabo por Inglaterra no solo en su país, sino en América. Postula que el número de afectados por este sistema es mucho mayor a los reconocidos por el país anglosajón. Su estudio se basa en el análisis de los periódicos del sXVIII.
“Estos reclamos, colocados por maestros y propietarios ofreciendo recompensas por la captura y devolución de los prófugos, «aparecían junto a los artículos de actualidad mundanos y cotidianos y los anuncios que llenaban las páginas de la floreciente prensa de periódicos». La estandarización del cautiverio servil es corroborada por Nelson Mundell, asistente en la investigación: «Este proyecto muestra que no era algo inusual tener esclavos caminando por las calles de pueblos y ciudades a lo largo y ancho de Gran Bretaña». Pero el número de esclavizados era mucho mayor ya que, así como hubo amos que no publicaron avisos, se cree que muchos siervos no gozaron de la oportunidad o el arrojo para probar suerte en arriesgados intentos de liberación. En cualquier caso, lo que sí contradice es la aseveración que el magistrado John Holt pronunció a comienzos de siglo: «Tan pronto como un negro pisa Inglaterra, se hace libre». De hecho, habrá que esperar 100 años para que el imperio británico y EE.UU prohíban el comercio de esclavos, en 1807 y 1808 respectivamente; en 1815 serían las potencias europeas, reunidas en el Congreso de Viena, las que acordasen, presionadas por Inglaterra, acabar con la trata en todas sus colonias.”[1]
Al momento de hablar de Inglaterra no debemos concentrarnos solo en el esplendor histórico- cultural logrado por sus grandes pensadores y escritores como Chesterton, Tolkien o C. S Lewis. Sino que también se deben destapar sus miserias de la misma forma que ellos pretenden exponer las de España. No olvidemos que Gran Bretaña poseía el liderazgo en el tráfico y venta de esclavos a lo largo del siglo XVIII.
“Los barcos que zarpaban desde los puertos ingleses hacia Norteamérica o el Caribe llegaron a embarcar a más de tres millones de esclavos siendo Londres, Bristol y posteriormente Liverpool los principales puertos esclavistas del país. En el plano norteamericano fue el Rhode Island Newport el punto central en el comercio trasatlántico de personas.”[2]
A diferencia de éstos España encaminó su conquista no a un sometimiento despótico, sino a la promoción y elevación de la cultura de las civilizaciones indígenas quienes se encontraban sumidas en la decadencia y con un atraso tecnológico de mas de 3.000 años. A esto cabe destacar la aberración y barbarie de los sacrificios humanos llevados a cabo en todo el continente por los imperios Maya, Incas y Aztecas, sometiendo a las tribus mas débiles.
“España no ejerció sobre los nativos americanos ningún tipo de genocidio ni esclavitud generalizado. Muy al contrario, podemos decir (y avalarlo con documentación y hechos contrastados de la historia), que España fue el único país de Europa que siempre protegió en su Conquista a los nativos de todos nuestros territorios de Ultramar, garantizándoles una vida digna y unos derechos integrales.”[3]
España en tiempos de la conquista fue un pueblo en constante misión evangelizadora. Esta tarea abarcó a todos los estratos de la sociedad, en especial a los reyes católicos que, como cabeza del país, supieron responder con creces a la misión otorgada por Dios. Tanto Isabel como Fernando hicieron especial hincapié en la evangelización y trato benévolo hacia el indio procurando fuertes castigos para aquellos terratenientes que cometieran abusos para con ellos.
Muy en claro lo dejó la reina Isabel, la Católica en su testamento:
“De acuerdo a mis constantes deseos, y reconocidos en las Bulas que a este efecto se dieron, de enseñar, doctrinar buenas costumbres e instruir en la fe católica a los pueblos de las islas y tierras firmes del mar Océano, mando a la princesa, mi hija, y al príncipe, su marido, que así lo hayan y cumplan, e que este sea su principal fin, e que en ello pongan mucha diligencia, y non consientan ni den lugar que los indios, vecinos y moradores de las dichas Indias y tierra firme, ganadas y por ganar, reciban agravio alguno en sus personas y bienes, mas manden que sean bien y justamente tratados. Y si algún agravio han recibido, lo remedien y provean».”[4]
En las Indias, vemos unidos en un mismo ideal a Reyes y vasallos, frailes y soldados, teólogos y navegantes. Tanto castellanos como vascos, andaluces y extremeños, se van a la conquista de almas y de tierras. Al igual que en la época de la reconquista y unificación de España (722-1492) se pusieron en marcha una serie de medidas que regularán y formaran parte de la sociedad, estas son: las encomiendas , las cartas de población, los capitanes y adelantados, las capitulaciones de conquista, las libertades municipales de nuevos cabildos, los privilegios y fueros, la construcción de iglesias o la reconversión de los templos paganos, y de nuevo la destrucción de los ídolos y la erección de monasterios y sedes episcopales.
El bautismo, catecismo y la administración de los demás sacramentos era la tarea principal que debía cumplir el español para con los indios que le fueran encomendados. Era su obligación darle formación, vestimenta, educación y enseñarle que es un ser con dignidad y sobre todo un hijo de Dios.
La Conquista, tenía como intención de repoblar e implantar las formas básicas de una sociedad cristiana, integrando a los aborígenes, no como esclavos sino por el contrario, como miembros de la comunidad, incluso de esto se produjo luego el impulso del mestizaje. Como podemos apreciar, las armas si bien fueron un medio necesario para llevar a cabo la conquista, no fueron algo predominante.
José María Iraburu nos dice:
“La conquista no se produjo tanto por las armas, sino más bien, como veíamos, por la fascinación y, al mismo tiempo, por el desfallecimiento de los indios ante la irrupción brusca, y a veces brutal, de un mundo nuevo y superior. El chileno Enrique Zorrilla, en unas páginas admirables, describe este trauma psicológico, que apenas tiene parangón alguno en la historia: «El efecto paralizador producido por la aparición de un puñado de hombres superiores que se enseñoreaba del mundo americano, no sería menos que el que produciría hoy la visita sorpresiva a nuestro globo terráqueo de alguna expedición interplanetaria”
España convirtió las inhóspitas tierras de América en urbes, por medio del derecho instituyó un ordenamiento jurídico regulando los desórdenes sociales y culturales. Pero no se detuvo solo en eso:
Por medio de la perfección de la agricultura permitió una mejor alimentación y variedad de cultivos, la creación de las universidades dio lugar a una educación al nivel de Europa, la edificación de las catedrales donde practicar el culto religioso, a través de la música los indígenas pudieron elaborar las más bellas melodías que elevan el alma hacia lo más alto.
La evangelización
La evangelización permitió la conversión masiva de los indígenas al cristianismo. Sin embargo, no en todos los lugares los indios respondieron de la misma manera, por tanto los estímulos materiales y espirituales debieron adaptarse y la población específica, por esta razón se observó mayor rapidez en unos lugares más que en otros. Según distintos indicios se observa que la cristianización de los indígenas fue más rápida en México y Perú, por el contrario, presentó más lentitud en algunas zonas periféricas.
Las órdenes religiosas cumplieron un papel fundamental en la acción evangelizadora de los indígenas, al estar más predispuestas a relacionarse con los indígenas para llevar la palabra de Cristo. En poco tiempo, la presencia de los religiosos se consolido en América y a fines del siglo XVI ya habían entre 5.000 y 5.500 monjes, entre ellos 300 mercedarios, 2.200 franciscanos, 1.670 dominicos, 470 agustinos y 350 jesuitas.
Los misioneros se vieron en la necesidad de aprender muchas lenguas indígenas para poder transmitir su mensaje a una población numerosa y perteneciente a múltiples culturas, que se encontraba dispersa en un continente extraordinariamente extenso. La fundación de pueblos de indios y de reducciones, en los que se concentró a la mayor parte de la población indígena, facilitó la labor y la administración de los sacramentos a grandes masas de conversos, aunque siempre estuvo presente la pervivencia de la idolatría, con importantes rebrotes a lo largo de los tres siglos de la vida colonial en múltiples poblaciones.
Otra fórmula empleada para la cristianización de los indios fue la conocida como doctrina; se trataba del compromiso adquirido por el conquistador para que fueran evangelizados todos los indígenas que le habían correspondido en sus repartimientos; los niños debían recibir las enseñanzas religiosas todos los días y los adultos tres días a la semana. El convento fue el centro de la evangelización y en torno a él se configuraron numerosas poblaciones. En él atendían los religiosos a las necesidades espirituales de los nuevos cristianos al mismo tiempo que los materiales, ya que, junto a las dependencias de culto, disponían de enfermerías, escuelas y talleres.
Los mismos misioneros desempeñaron un importante papel en la evangelización del indígena, al poner un especial empeño en su incorporación a las actividades artesanales, como parte destacada de su educación. La escuela de San José de los Naturales, creada por los franciscanos en México, o las organizadas por el obispo Vasco de Quiroga en Pátzcuaro (Michoacán), Las Reducciones Jesuitas la provincia de Misiones en Argentina son una constante referencia para comprender diferentes proyectos de vida para el indígena a partir de su incorporación al cristianismo.
En el caso de México los religiosos al igual que San Pablo utilizaron las creencias de los mismos aborígenes y la redireccionaron hacia la verdadera doctrina.
A los misioneros también les correspondió actuar como defensores de los indígenas frente al abuso de algunos de los encomenderos y los funcionarios, a los que recordaron continuamente que éstos eran sus iguales ante Dios.
Conclusión
Al momento de hablar del Descubrimiento y conquista de América debemos entender que no fue un acto despótico ni tiránico por parte del Imperio Español sino por el contrario, la obra de España es un regalo de Dios para el continente.
América Hispana tiene una deuda eterna para con aquellos hombres de 1492, por España nos vino la cultura, la educación, el progreso… Por España nos vino la salvación.
Europa y sobre todo España se encuentran en la actualidad sumidos en la decadencia producto del debilitamiento moral y cultural sufrido en los últimos años. Tal vez en este tiempo sea momento de pagar nuestra deuda, rezando y reevangelizando a aquellos que en un tiempo determinado nos adoptaron como propios y nos dieron todo los elementos para progresar pero sobre todo nos trajeron lo mejor que tenían: nos enseñaron a Dios.
Bibliografía
Anthony Esolen, José Javier Esparza Torres: “La gran mentira de la esclavitud y el genocidio español en América”
Bernal Díaz del Castillo, Crónicas Americanas, C.E.A.L., Buenos Aires 1969, 5. Cursivas nuestras.
“Guía políticamente incorrecta de la civilización occidental”, adaptación española basada en: The Politically Incorrect Guide to Western Civilization. Anthony Esolen y José Javier Esparza Torres. Ciudadela Libros, S. L. Madrid (2009). ISBN: 978-84-96836-56-3
http://laorejadejenkins.es/historia/la-gran-mentira-de-la-esclavitud-y-el-genocidio-espanol-en-america
https://www.abc.es/historia/abci-historia-oculta-gran-bretana-esclavitud-y-maltrato-tiempos-victorianos-201806270158_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F
IRABURU JOSÉ MARIA. “Hechos de los apóstoles en América”. Fundación Gratis Date. Pamplona 2003. 3°Edición
P. Dr. Javier Olivera Ravasi. “España al confesionario.” 22 de octubre de 2015
Pablo F de Mera Alarcón titulado “La historia oculta de Gran Bretaña: esclavitud y maltrato en el siglo XVIII”
[1] Pablo F de Mera Alarcón titulado “La historia oculta de Gran Bretaña: esclavitud y maltrato en el siglo XVIII”
· [2] CLARA FELIS. “El negocio de la esclavitud africana en la Europa moderna”. Madrid
[3] Anthony Esolen, José Javier Esparza Torres: “La gran mentira de la esclavitud y el genocidio español en América”
[4] IRABURU JOSÉ MARIA. “Hechos de los apóstoles en América”. Fundación Gratis Date. Pamplona 2003. 3°Edición
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