Por: Lic. Sergio D´Onofrio
La peste negra, peste bubónica o muerte negra fue una pandemia de peste que asoló Europa durante el siglo XIV y era transmitida por las pulgas transportadas por roedores (ratas, gerbilinos, ardillas). Sin embargo, también se cree que la transmisión entre personas se produce por ectoparásitos humanos, como la pulga común o piojos del cuerpo Se cree que la epidemia surgió en Asia central, desde donde pasó a ciudades italianas con gran actividad marítima como Génova, y de ahí a toda Europa. La peste negra acabó con más de un tercio de la población europea y con 350 a 475 millones de la población mundial en el siglo XVI.
Estimaciones actuales cifran en unos 100 millones la cantidad de muertos totales de la pandemia en África, Asia y Europa, más del 20% de la población mundial de esa época. Alcanzó su punto máximo entre 1346 y 1361 Esta enfermedad afectó devastadoramente a Europa, China, India, Medio Oriente y el Norte de África. No afectó el África subsahariana ni al continente americano.
De acuerdo con el conocimiento actual, la pandemia irrumpió en primer lugar en Asia, para después llegar a Europa, a través de las rutas comerciales. Introducida por marinos, la epidemia dio comienzo en Mesina. Mientras que algunas áreas quedaron despobladas, otras estuvieron libres de la enfermedad o solo fueron ligeramente afectadas. En Florencia, solamente un quinto de sus pobladores sobrevivió. En el territorio actual de Alemania, se estima que uno de cada diez habitantes perdió la vida a causa de la peste negra. Hamburgo, Colonia y Bremen fueron las ciudades en donde una mayor proporción de la población murió. No obstante, el número de muertes en el este de Alemania fue mucho menor.
En parte a causa de la peste, muchas personas que vivían en las ciudades prácticamente todas amuralladas, se trasladan al campo como forma de escapar de la peste, dejando sus puestos de trabajo en las ciudades. Al mismo tiempo, muchos habitantes del campo también se mudan a las ciudades como forma de escapar pasando a ocupar los puestos libres de los ciudadanos muertos o que habían escapado al campo. Este traslado del campo a la ciudad y viceversa generó una falta de mano de obra en las zonas agrícolas, dado que los habitantes de las ciudades no sabían (o no querían) trabajar las tierras.
La peste manifestaba sus síntomas a través de dolores de cabeza, fiebre, manchas negras, forúnculos y expectoraciones. Hoy se sabe que la peste negra o bubónica es causada por la bacteria Yersinia pestis propagándose a través de las pulgas de las ratas, y tiene cura no obstante la población europea atribuyó la enfermedad a un castigo divino producto de sus pecados.
"La Peste Negra se convirtió en una enfermedad endémica, con rebrotes ocasionales y locales, prolongados por períodos de entre seis y 18 meses, reapareciendo cada pocos años, durante casi dos siglos. La epidemia de 1347 es la más conocida y mortífera. Sin embargo, también fueron importantes los brotes de 1362-1364 en el norte y sur de Europa, y la del Mediterráneo entre 1374 y 1376. Hasta el siglo XVIII, la Peste continuó visitando las ciudades europeas, aunque cada vez con menor violencia, y sin la virulencia expansiva de los primeros brotes".
El monje franciscano Michele de Piazza describe la rapidez de contagio de la peste:
"A causa de una corrupción de su aliento, todos los que se hablaban mezclados unos con otros se infectaban uno a otro. El cuerpo parecía entonces sacudido casi entero y como dislocado por el dolor. De este dolor, de esta sacudida, de esta corrupción del aliento nacía en la pierna o en el brazo una pústula de la forma de una lenteja. Ésta impregnaba y penetraba tan completamente el cuerpo que se veía acometido por violentos esputos de sangre. Las expectoraciones duraban tres días continuos y se morían a pesar de cualquier cuidado.”
Definitivamente la enfermedad se transmitía a través del aire y se debía aislar lo mas posible al enfermo para evitar todo tipo de contagio, sin embargo pese a todos los recaudos necesarios (con los cuales se contaba en esa época) y los cuidados que se le dieran al paciente.
La alta tasa de mortandad generada por la peste, sumado a las guerras y a la crisis económica generada generó en el hombre medieval una nueva mirada hacia la muerte. por un lado para algunos fue motivo de conversión y acercamiento hacia Cristo, para otros en cambio originó una mirada mundana que consistía en ‘aprovechar el momento’, vivir cada momento de la vida como si fuese el último (literalmente hablando), y a disfrutar los placeres de la vida. (Carpe Diem)
La Peste Negra en el arte
El arte es el medio por el cual el artista expresa la esencia de lo captado y lo plasma en su obra. Como mencionamos anteriormente la peste negra impactó tanto en el pueblo europeo que los artistas no dudaron en representar las escenas lúgubres y oscuras representando la muerte misma, plasmando la desesperación de la población y la sensación de abandono ante una plaga que parece imparable, donde el hombre se contempla indefenso ante la muerte inevitable.
La literatura de la época, como la pintura, está impregnada de un profundo pesimismo que va hasta la repulsión hacia la vida. A lo largo de la Edad Media, el pensamiento religioso había enfatizado la brevedad de la existencia y la certeza de la muerte, pero en ningún período no se tuvo una mayor conciencia de ello. Fue un tema tratado por los pintores tanto en los retablos como en los murales.
Lic: Sergio D'Onofrio
Bibliografía
Ana Luisa Haindl U. La Peste Negra
Carreras Pachón, Antonio; Aspectos Médicos, en La Peste Negra (Dossier), Historia 16, volumen 56, 1980
De Piazza, Michele; Historia secula anno 1337 ad annum 1361; en Duby, Georges; Europa en la Edad Media, pág. 160
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