Por: Lic. Sergio D´Onofrio Desde los albores de la historia, más precisamente partiendo de la caída del Hombre con el pecado de Adán y Eva, el ser humano se vio en la necesidad de esforzarse por conseguir su alimento por medio del sudor de su frente. Como consecuencia del pecado original entró la muerte, los vicios y se desataron en él las pasiones descontroladas y sobre todo la constante búsqueda del poder. Durante las distintas épocas el ansia de poder y de control político a llevado a los hombres a enfrentarse continuamente entre sí para llegar a ocupar un cargo de alta jerarquía. Muchos sin duda contaban con las virtudes de mando y la capacidad de procurar la consecución del bien común, sin embargo, no todos los Hombres están hechos para gobernar, no bastan las buenas intenciones, ni ser un buen administrador, sino por el contrario, solo aquellos que cuentan con las cualidades de liderazgo, prudencia, fortaleza, templanza y la persecución del bie...
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